El duelo y las Flores de Bach: un acompañamiento amoroso en las fases de la pérdida

¿Qué es el duelo?

El duelo es una reacción natural, adaptativa y profundamente humana ante una pérdida. Es un proceso emocional y espiritual que nos invita a transitar el vacío que deja aquello —o aquel— que ya no está. Aunque solemos asociarlo a la muerte de un ser querido, el duelo también aparece ante otras formas de pérdida: una separación, un cambio de etapa vital, la pérdida de un trabajo, de un hogar, de la salud o de la autonomía personal.

Cada persona lo vive de manera única, según su historia, su sensibilidad y sus recursos emocionales. No hay tiempos “correctos” ni maneras “adecuadas” de atravesarlo. El duelo es, ante todo, una experiencia individual y profundamente subjetiva.

Las fases del duelo

Aunque no todas las personas las transitan en el mismo orden —e incluso algunas pueden saltarse alguna fase o regresar a una anterior—, suelen distinguirse cinco momentos principales en este proceso:

  1. Aturdimiento o shock: reacción inmediata al conocer la pérdida. Puede durar horas o incluso días. La mente y el cuerpo parecen quedar paralizados ante lo inesperado.
  2. Negación: mecanismo de defensa que nos protege del dolor más intenso. Es el “esto no puede estar pasando”, un intento de mantenernos a salvo emocionalmente.
  3. Rabia: surge la frustración, la impotencia o el resentimiento. Nos cuesta aceptar lo ocurrido y podemos buscar responsables, incluso en nosotros mismos.
  4. Depresión o tristeza profunda: la realidad de la pérdida se hace presente. Es un tiempo de recogimiento, de lágrimas y reflexión.
  5. Aceptación: no implica olvidar ni dejar de sentir, sino aprender a convivir con la ausencia y encontrar un nuevo sentido en medio del cambio.

Después del dolor más intenso

Con el paso del tiempo, la intensidad emocional tiende a suavizarse. De las emociones más desgarradoras pasamos a sentimientos más serenos, como la tristeza o la nostalgia. Es entonces cuando podemos empezar a integrar lo vivido, y en ese proceso, las Flores de Bach pueden convertirse en un apoyo sutil, amoroso y profundamente sanador.

Flores de Bach para acompañar el duelo

En terapia floral no existen fórmulas universales. Como decía el Dr. Edward Bach: “No debemos observar la enfermedad, sino al enfermo.” Cada persona necesita un acompañamiento personalizado, pero hay esencias que pueden ayudarnos en distintos momentos del proceso:

En los primeros momentos del duelo (shock o noticia dolorosa):

  • Star of Bethlehem: para el trauma, el impacto y el shock emocional.
  • Sweet Chestnut: para la angustia extrema y el sentimiento de desesperación.
  • White Chestnut: calma la mente ante pensamientos recurrentes.
  • Rock Rose: ayuda frente al miedo paralizante o la sensación de bloqueo.
  • Elm: cuando sentimos que la situación nos desborda.

En los días posteriores (inicio de la aceptación):

  • White Chestnut: cuando los pensamientos siguen girando sin descanso.
  • Gentian: para aceptar sin necesidad de entenderlo todo racionalmente.
  • Sweet Chestnut: continúa siendo un bálsamo para la angustia.
  • Walnut: facilita la adaptación al cambio y los nuevos comienzos.

Para la pena y la nostalgia:

  • Honeysuckle: para quienes viven anclados en el pasado, con añoranza por lo perdido.
  • Walnut: acompaña los procesos de transformación.
  • Clematis: para quienes sienten que parte de ellos se ha ido con quien partió.

En fechas significativas o “sillas vacías”:

Durante aniversarios, celebraciones o momentos especiales, las emociones suelen resurgir con fuerza. En esos días, una combinación de Star of Bethlehem, Honeysuckle, Sweet Chestnut y White Chestnut puede brindar contención, serenidad y consuelo.

Si además aparecen sentimientos de rabia o enfado, puede añadirse Holly; y si surge culpa por lo que hicimos o dejamos de hacer, Pine será de gran ayuda.

Un camino hacia la calma interior

El acompañamiento floral no sustituye el proceso del duelo, pero puede hacerlo más consciente y amoroso. Nos ayuda a liberar emociones reprimidas, aceptar los cambios inevitables y reconectar con la esperanza. El duelo no se supera, se transforma… y las Flores de Bach pueden acompañarte a encontrar calma en ese nuevo amanecer. Sanar no es olvidar, sino aprender a mirar la vida desde un corazón más sereno.